Sólo quienes hemos sido alumnos del «Oscar Castro» sabemos de que se trata, lo hemos vivido: ¡El Espíritu Liceano!
Desde la década del 40 quienes han formado parte de las Directivas del Centro de Exalumnos, han trabajado para mantener vivo este espíritu, rescatando este invaluable patrimonio.
Sin duda nuestra mayor tradición, que se ha mantenido ya por más de 60 años, de manera ininterrumpida, es nuestra «Reunión-Almuerzo».
Este gran día esperado por muchos…
El re-encuentro con los amigos de toda la vida, el saludo a los viejos maestros, las bromas y anécdotas, la alegría y la nostalgia de recordar aquellos años de adolescencia.
La emoción inunda nuestros corazones y el espíritu renace…
Llenándonos de orgullo vuelve a surgir la Banda de Guerra y su “guaripola”, seguidos por un numeroso grupo de exalumnos y exalumnas, quienes orgullosos rompen la monotonía dominguera de las calles de Rancagua, con el tradicional y esperado desfile.
Con una energía renovada se grita el «¡Chuico’e vino!» y otra vez surge el himno del liceo, que nunca se ha olvidado, de las hoy ya gargantas maduras, pero con el mismo brío de la época liceana.
El Viejo Caserón, El Abuelo de barbas blancas, el A-2, El Oscar, el Liceo está siempre ahí, quizás en otra forma… otra estructura física,cobijando sueños, entregando conocimiento, creando cultura, su naturaleza es y será siempre la misma: transmitir lo mejor de ese espíritu.